domingo, 8 de febrero de 2015

El sistema solar

Miguel pasa todos los días por mi calle, no se si es él quien me tiene cogida la hora o soy yo a él, porque cada día nos encontramos, aproximadamente en el mismo punto y recorremos un camino paralelo, mi punto de meta es el portal de mi casa, él continua perdiéndose en un horizonte de asfalto y amalgama de coches.

El primer día que le ves no sorprende demasiado, tal vez algo desaliñado. Pantalón de pana verde, camisa azul oscura, muy oscura, casi se podría confundir con el negro. Debajo de ella lleva una camiseta interior, tipo “Abanderado”. Tiene una estatura normal, rondando el metro con setenta, centímetro arriba, centímetro abajo. Aparenta los años que debe de tener, pelo plateado cortado a cepillo. Surcos en la cara acompañados de ojos hundidos. Los 50 ya no los cumple.

Lleva, inseparable, una mochila azul, bastante repleta a simple vista, pero el contenido, por ahora es un misterio.

Días más tarde e inconscientemente buscándolo entre los Sistema solar, le sigo encontrando, pero hoy me saca unos metros de distancia. Por lo que puedo observarle delante de mí, ver como camina a cortos pasitos pero de ritmo frenético e invariable. Pero reparo en más, el buen hombre (presupongo eso en todas las personas), lleva el pantalón roto, un siete bastante considerable a la altura del bolsillo trasero. ¿Sabrá que lo lleva? ¿Habrá sido un enganchon que le ha obligado a ir así hasta su casa? El no aparenta el menor disimulo en taparlo, empiezo a pensar que es inconsciente de su desgracia, no por haberse roto el pantalón, sino por el escarnio público al que, seguramente, será sometido hasta que llegue a su domicilio. Gente que se sonríe maliciosamente, aunque alguno, como si fuese una plaga, se echará mano a culo para ver que no es víctima del mismo virus.
http://sistemasolar.info/

No hay comentarios:

Publicar un comentario