La élite acostumbra a hacer fiestas, salidas que acaban en juerga desmadrada con los satélites, normalmente va por departamentos, aunque a veces pueden mezclarse. No hay demasiado incoveniente en que venga algún satélite de otro departamento, aunque prefieren que sea del mismo o aledaños, así todo queda en casa, no sea que alguien empiece a irse de la lengua, que hay muchos "bocas"...
En mi vida hospitalaria yo siempre estuve en la plebe, pero por mi amistad con una de los satélites, me invitaron a una fiesta en casa de uno de los de la élite. Cuando uno es de la plebe se siente halagado de poder asomar el hocico al mundo de la élite, es como si de repente te invitaran a una fiesta en Beverly Hills. Claro que cualquier parecido con Beverly Hills es pura coincidencia... ni glamour ni nas... no hay canapés de salmón, ni cócteles de champan, sólo patatas fritas, galletitas saladas del DIA%, aceitunas y las coca-colas de 2 litros, como si fuera una fiesta del parvulario!
Nada más llegar ya noté la diferencia númerica, eramos dos chicas (el satélite y yo) y 6 médicos. Además mi amiga estaba medio enrollada con uno de ellos, así que mi presencia allí era más que nada para disimular un poco... Al cabo de un rato aparecieron "las pilinguis", bueno nosotras las llamabamos así en aquella época, porque eran unas chicas muy monas, alegres y cariñosas, pero ajenas al universo Aprender a estudiar.
A la media hora de llegar ya tuve que esquivar el primer intento de ataque sin previo aviso. Uno de los médicos me pidió que le acompañara a otra habitación y le ayudara a traer bebidas y comida y nada más llegar me agarra y me intenta visitar la web.
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