lunes, 15 de diciembre de 2014

Dinosaurio

No esperes que el tiempo resuelva tu problema. No esperes que él vuelva. No esperes nada que no estés dispuesta a hacer por ti misma. Sí, lo sé, yo no soy un buen ejemplo. Aquí me ves, igual que tú, con el reloj parado en las nueve de la noche de aquel absurdo día.

Pero siempre resulta más fácil arrancar el cuchillo de la espalda ajena. Por cierto, no sustituyas un clavo por otro. Haz que curen tus heridas porque tu piel merece caricias, no incisiones. Me entristece pensar que no hay salida, que tú pienses que no la hay. Piensa, como dice el bolero, que viviste sin conocerle y puedes vivir sin él. No pienses en aquello que te entristece. Busca el camino que va hacia delante. Busca la belleza. Cuando te observo veo belleza de dentro a fuera. Encuéntrate. Veo un ser rebosante de vida, no una persona incompleta. No esperes a quien llene tu vida porque ya lo está, tan llena que irradia poesía por todos los poros. Dinosaurio te sientas seca porque eres una fuente a la que tantos vamos a beber.

Sustituye los suspensivos por un punto y aparte. Si fuente las pruebas del desamor nadie podrá acusarte de nada, mas ¡Cuidado! Hazlo en un recipiente adecuado. Necesito que encuentres ese camino, necesito que avances derecha y con fuerza porque necesito apoyarme en tí. Todavía mis huesos están helados y no hay estufa que los caliente, todavía no duermo y cuando caigo rendido una tierna criatura me dice en sueños que esa vida murió ya para siempre.

Limpieza de higado

La vida es un culebrón, de eso no hay duda, aunque algunos prefieran llamarlo puzzle.
Y luego va Valentina, provocando, y muestra su culebrón particular y yo que soy como una maruja, tenía que reaccionar, pero poco, apenas le he hecho el cartel, porque no estamos de humor en esta época triste del año.
El otro día quedo con una chica que quería que le ayudara con una cosa del trabajo. Y al decir chica podría haber abierto paréntesis y dicho que monísima, encantadora, nada creída y, claro, con novio. Y no es extraño: leo en algún sitio que en mi isla (supongo que también en el resto del planeta) casi todas las mujeres de mi franja de edad están casadas o con novio. En edades superiores sube el porcentaje de mujeres disponibles (se van separando o quedando viudas) y también por debajo de los 25, pues el nivel de compromiso es menor, aunque se acerca uno a la zona peligrosa del Código Penal.
Y uno quiere pensar que tan sólo se equivocó de tren pero que por la misma vía han de pasar otros. Y sin embargo, hoy, volviendo de visitar a unos amigos que acaban de tener su segundo hijo, me da por pensar que no puedo empezar de nuevo porque nunca volveré a tener la edad que tenía cuando empecé a escribir en este blog.

Idas y vueltas Epoca esta de idas y vueltas. Me refiero ahora a viajes aunque podía acabar diciendo que uno está de vuelta de todo, si no fuera porque no me gusta la expresión. El caso es que la situación familiar ha hecho que en los últimos meses haga continuos viajes a la casa paterna. Y mi patética historia sentimental ha hecho que no tomara las vacaciones en su momento y ahora vaya cogiéndolas de cinco en cinco días.

Así que voy y vuelvo anteayer y ya a cocinar: de entrante unas cebollas asadas con cabrales y unas brochetas de corvina, bacon y gambas. De plato principal, fabada y de postre un flan de queso. Todo ello regado con un albariño que no estaba nada mal. Mis invitados: unos amigos (pareja) que resulta que últimamente son los más receptivos a mis mensajes culinarios, porque visto está que las mujeres sin compromiso nada de nada...

Resulta que P. opina que lo mismo mis virtudes (artísticas) lejos de atraer, asustan a las chicas, que debería parecer más normal y desastroso (pero yo me considero ya suficientemente desastroso). El marido de P. que es bastante clásico (digámoslo finamente) cree que muchas mujeres son bastante machistas (¿Como El?) y que consideran que son ellas las que tienen que cocinar.
Pues será por eso...